El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, alertó hoy sobre los «alarmantes retos» a los que se enfrenta la democracia en el mundo y llamó a «actuar» para defenderla al inaugurar desde la Casa Blanca la Cumbre de la Democracia, un evento virtual que reunió a más de un centenar de países y a la vez excluyó a los Gobiernos latinoamericanos de Bolivia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
«A la luz de los alarmantes y sostenidos desafíos a los que se enfrenta la democracia y los Derechos Humanos universales, la democracia necesita paladines», indicó Biden al abrir el encuentro organizado por su país que generó controversia al no invitar a China y Rusia, además de los ocho países latinoamericanos.
El mandatario estadounidense, quien asumió el cargo el 20 de enero pasado en medio de la mayor crisis política de su país en décadas, sostuvo que las tendencias «apuntan en gran medida en la dirección equivocada».
«La democracia no ocurre por accidente. Tenemos que renovarla cada generación», aseveró Biden, quien estuvo acompañado por el secretario de Estado, Antony Blinken.
«La democracia estadounidense es una lucha continua para estar a la altura de nuestros más altos ideales y sanar nuestras divisiones», agregó a la vez que remarcó que los retos globales actuales «son más complejos que nunca».
Entre estos desafíos, Biden enumeró la insatisfacción ciudadana con los regímenes democráticos que «no cumplen» con sus necesidades, pero insistió en que pese a esto se trata del mejor sistema para garantizar la «dignidad humana» y «resolver problemas».
Ante esto, el presidente de Estados Unidos les pidió a los líderes que participaron de la cumbre a «apoyar los valores» que los unen, como la libertad de expresión, de prensa, de religión o el Estado de Derecho, además de reclamar «protección» para los Derechos Humanos de todas las personas.
«Estados Unidos va a liderar con su ejemplo», afirmó Biden, que adelantó en su discurso que su Administración «invertirá» en la democracia estadounidense.
En ese marco, anunció la llamada Iniciativa Presidencial para la Renovación Democrática, un conjunto «histórico» de iniciativas políticas del Gobierno estadounidense para «reforzar la democracia y defender los Derechos Humanos a nivel mundial».
Dotada con 424,4 millones de dólares, se enfoca en cinco pilares: el apoyo a los medios de comunicación libres e independientes; la lucha contra la corrupción; el apoyo a los sectores que pueden reformar la democracia; el desarrollo de tecnologías que favorezcan la democracia; y la defensa de los procesos políticos y las elecciones justas y libres.
Biden fue el anfitrión de la cumbre en medio de profundas divergencias en el frente político interno de Estados Unidos, con su predecesor republicano, Donald Trump, aún empeñado en negar su derrota en las elecciones de 2020.
La cita de dos días, en la que participaron representantes de unos 100 gobiernos, así como ONGs, empresas y organizaciones filantrópicas, se produce además tras tensiones surgidas por la lista de invitados.
China y Rusia, consideradas autocracias por Biden, quedaron deliberadamente fuera, lo que según estos países aviva una «brecha ideológica».
«Ningún país tiene derecho a juzgar el vasto y variado panorama político del mundo con un único criterio», escribieron los embajadores en Washington de Rusia, Anatoly Antonov, y de China, Qin Gang.
Lo que acabó de exasperar al gigante asiático fue la invitación a Taiwán, una isla con un gobierno cercano a Occidente, a la que la China continental comunista considera parte de su territorio.
No fue la única controversia que generó la lista de invitados y excluidos de la cumbre realizada por la Casa Blanca.
Por ejemplo, fueron incluidos Pakistán y Filipinas, pero el gobierno nacionalista de Hungría, miembro de la Unión Europea, quedó afuera. El presidente de ultraderecha de Brasil, Jair Bolsonaro, fue invitado, mientras que el de Turquía, integrante de la OTAN, Recep Tayyip Erdogan, fue rechazado.
En América Latina y el Caribe, no fueron convocados los gobiernos de ocho países: Bolivia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
Pero sí fue invitado Juan Guaidó, líder opositor venezolano al que Estados Unidos y medio centenar de países consideran presidente interino del país en detrimento del mandatario Nicolás Maduro.
«Es muy probable que su ausencia de la cumbre sea contraproducente tanto para los intereses de Estados Unidos como para la democracia en la región», concluyó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano.